La estación termal de Villavieja (La Vilavella) resulta muy interesante desde el punto de vista médico. Las características de esta agua han sido profusamente estudiadas en numerosas memorias médicas y artículos a partir del siglo XVIII. La utilización de las aguas termales con fines terapéuticos se ha venido repitiendo desde épocas remotas ya que eran conocidas por los romanos, según explica Lemos en su obra. De finales del siglo XVIII son las primeras descripciones referidas al acondicionamiento material de los baños, debidas a LEMOS (1788) y CAVANILLES (1795).
También a Lemos (p. 28) debemos una descripción de los alrededores del manantial:
"Las márgenes o vecindario de la fuente tienen muy poco de llanura o igualdad en su piso; son sembradas de diferentes moreras, algarrobos, algunas higueras, y tal qual viña; lo restante es tierra de pan. A poco que se profundice en la parte de montaña se halla el agua abundantísima, y de la misma calidad casi que la de la fuente,”.
MADOZ en 1850 da ésta descripción: “Dentro de la población hay muchos manantiales medicinales, siendo conocidos los más modernos con el nombre de Calientes o de los Pozos …, … y el conocimiento de sus virtudes médicas es anterior, según se cree, a la fundación de la población.”
Entre los años 1750 y 1930 la estación termal de Villavieja (La Vilavella) experimento su máximo auge, llegando a existir 11 establecimientos o “casas de baños” en la población siendo visitada por numerosos “agüistas” buscando la cura de sus dolencias. En el siglo XIX y coincidiendo con el auge de los balnearios, el pueblo se expansionó en lo que hoy es su zona centro y los alrededores. Se edificaron numerosas casas de “senyorets”, gente en su mayoría de Valencia, que hicieron del pueblo su lugar de veraneo.
La guerra Civil castigo esta zona y los Balnearios fueron utilizados como hospital de sangre; en sus salas convalecieron numerosos soldados de la zona y traídos del frente de Teruel. Tras la guerra (18/09/1939) se fundó la “Agrupación de Balnearios de Villavieja” que aglutino a 6 Balnearios de los que quedaban en pie, sufriendo los difíciles años de la post-guerra con enajenación de inmuebles, reformas, etc.
En 1994 la familia Caballer Almela adquiere la mayoría del paquete accionarial de la sociedad y acomete un proceso de reforma integral para adaptar los edificios y las instalaciones balnearias y hoteleras a las necesidades y comodidades actuales. Dentro de este proceso de reformas y mejora continua nos encontramos en 2016 consiguiendo la calificación de 3 estrellas en el Hotel.
Es nuestra filosofía ofrecerles un trato familiar y personalizado en un edificio singular, con un equipo profesional cualificado y con unas aguas mineromedicinales de reconocido prestigio.